martes, 25 de octubre de 2016

Psicología & Salud: mi hijo se quiere vestir solo, por Mariela Caputo y Rosanna Aldinucci (*)

Es importante generar en los más chiquitos hábitos de autonomía e independencia para favorecer el desarrollo de la autoestima y la seguridad en sí mismos.

Antes que nada, son los adultos los que deben estar convencidos de que los pequeños podrán hacerlo solos.

Adultos seguros de sí mismos y en sus chicos, fomentarán niños seguros de sí mismos también. Enseñar hábitos en un pequeño es un proceso que debe estar asociado con la etapa evolutiva, que resulta compatible con el desarrollo típico, ya que adelantar etapas puede ser contraproducente.

Para que un niño logre incorporar el hábito de vestirse solo deberá haber adquirido la atención conjunta con el adulto, que significa que pueda observar atentamente lo que el adulto le está mostrando, ya sea un juego o una acción determinada. Luego, disponer de la habilidad de esperar el turno o haber adquirido la capacidad de espera mínima, que le permitirá aceptar que puede tener una frustración en el momento de iniciar una tarea más compleja.

Para comenzar con la acción de vestirse, primero tiene que poder cumplir con pequeñas consignas simples como llevar y traer objetos, responder a preguntas con sí o no. Y a su vez, debería manejar la noción de esquema corporal lo más completa posible, reconocer de manera amplia las partes de su cuerpo y en otro cuerpo.

El juego dramático consiste en una buena herramienta para comenzar, ya que está siempre presente, desde los primeros días de vida. Atraviesa todas las etapas de crecimiento y es un excelente vehículo para favorecer los aprendizajes y motivarlos.

Puede ser un buen recurso para comenzar con este aprendizaje de "vestirse solitos", acompañado por canciones, rimas y adivinanzas (juegos orales). Asimismo, el juego simbólico puede ayudar, por ejemplo, con muñecos: "vistiendo al bebé" o "disfrazarse".

Con respecto a la elección de la ropa, debe ser acompañada por los papás, quienes pueden proponer alguna prenda, por color o por gusto, pero no puede dejar deliberadamente la elección del niño porque si no esto puede crear un precedente para otro tipo de elecciones, por caso, si se puede bañar o no.

Además, elegir con libertad trae consecuencias, ya que en etapas tempranas del desarrollo crea en los niños una responsabilidad, que no están preparados para asumir. La idea apunta a que comiencen por las prendas más fáciles de vestir y que no exijan habilidades "motrices finas" (como el movimiento de pinza).

Tener en cuenta que no haya botones, cierres o cordones para abrochar, desabrochar o atar. Tampoco prendas muy ajustadas, ya que serían complicadas de subir y bajar, y posiblemente en esos casos precisen de la ayuda de los mayores.

Empezar por los abrigos es una buena idea, ir de "afuera hacia adentro", también con sombreros, gorros, guantes, polleras, medias y zapatos fáciles de abrochar, por ejemplo, con abrojos.

Por último, resulta importante que los papás reconozcan los tiempos de cada niño y nunca es bueno comparar con otros chicos, y marcar estas diferencias: "¿Ves? Agustín ya se viste solito como un nene grande...".

Al comienzo del aprendizaje, es mejor elegir momentos en los que no se tenga demasiado apuro o contar con un tiempo prudente para acompañarlos sin abrumarlos.

(*) Las columnistas son licenciada en Psicopedagogía y Magíster en Neuropsicología Infantil y licenciada en Psicopedagogía, respectivamente. Ambas se desempeñan como directoras de Diálogos Jardines Maternales.

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